En el siglo XVII la palabra estrés fue utilizada para definir “adversidad” o “aflicción”, a finales del siglo XVIII su utilización evolucionó para “fuerza”, “presión” o “esfuerzo”. El término estrés fue introducido por el médico fisiólogo Hans Seyle de Montreal originalmente se refirió a las reacciones inespecíficas del organismo ante estímulos tanto psíquicos como físicos, involucrando procesos normales de adaptación (eustrés), así como anormales (distrés); en el nivel de la emoción, sin embargo, las reacciones del estrés son muy distintas. La persona maneja la situación con la motivación y el estímulo del eustrés. Al contrario, el distrés acobarda e intimida a la persona y hace que huya de la situación.
Los estudios de Seyle se hicieron a partir del síndrome general de adaptación, descrito como la forma de respuesta de un organismo ante un estímulo estresante; identificó tres etapas en la respuesta del estrés:
- Etapa de la alarma: en esta fase el individuo reconoce el estrés y se prepara para la acción, ya sea de huída o de agresión. Se hacen evidentes respuestas fisiológicas como dilatación de pupilas, aumento del ritmo cardíaco, disminución de la velocidad de digestión.
- Etapa de resistencia: En esta etapa el organismo repara los daños causados en la fase de alarma, sin embargo si el estrés se presenta de una forma constante y prolongada el cuerpo permanece alerta y no se pueden reparar los daños.
- Etapa de agotamiento: Si la segunda etapa persiste se inicia la tercera etapa, en la cual se puede producir una alteración causada por el estrés.
Sintetizando un poco el concepto de estrés puede ser la respuesta ocasionada por todo aquello que sugiera un cambio.
Las situaciones causantes del estrés son conocidas como estresores y pueden ser de diversa índole, por ejemplo: un divorcio genera mucho estrés, pero una boda también puede causarlo. Tanto el estrés positivo (eustrés), como el negativo (distrés), comparten las mismas reacciones pero en el caso del negativo estas respuestas quedan detenidas en la posición de funcionar permanentemente.
El estrés puede venir del miedo o de un peligro real, una condición física, un estado emocional. Una baja alimentación influye en la presentación de estados de ansiedad o de estrés. Algunas drogas tanto alucinógenas como medicinales pueden llevar a que se presenten estados de ansiedad, ya sea por efectos secundarios, o por el síndrome de abstinencia de la droga.
Actualmente se puede considerar que el estrés es estudiado desde cuatro ejes: el biopsicosocial, el conductal, el temporal y patológico.
Aunque el estrés como concepto ha sido utilizado los últimos años para justificar las causas de algunas enfermedades, si bien el estrés no puede dar respuesta a todos los males actuales sí es capaz de producir cambios orgánicos y funcionales en todos los sistemas que conforman el organismo.
El estrés no puede ser reducido en su totalidad, ya que eso equivaldría a un estado similar al de la muerte, debido a que el organismo necesita “enfrentarse” al medio ambiente que lo rodea; sin embargo algunas actividades ambientales pueden disminuir a un nivel normal los estresores, algunos de estas son:
- La práctica de una actividad física sana.
- Mantener un ambiente familiar estable y armónico.
- Sostener relaciones sociales duraderas.
- Control de reacciones como la ira y el miedo.
El tratamiento del estrés se convierte en estrictamente necesario cuando el organismo empieza a presentar modificaciones anormales en las funciones de sus órganos y sistemas del cuerpo.
Una terapia propuesta para la liberación del exceso del estrés es la siguiente:
En un ambiente calmado, ojala al aire libre o con niveles de ruido artificiales bajos asumir una postura relajada y proseguir a hacer ejercicios de relajación, ya sea respiratorios, contemplar un paisaje, recordar los momentos felices y “desechar” aquellos que causan o causaron cambios en nuestro estado de ánimo de una forma negativa.
